martes, 15 de julio de 2014

Veraniega

No estaba muerta ni de parranda. Dispersa, eso sí. Cuando me atasco en algo prefiero ir aceptando las ideas como vienen, así que he estado haciendo de todo un poco: dibujando, haciendo collages, aprendiendo a hacer mi primer telar, trasteando con lo que encontraba por el taller, probando unas cosas, intentando mejorar otras. Hasta he vuelto a escribir un poco. Escribir siempre me sienta bien; debería hacerlo más a menudo, pero me puede el miedo tonto a que existan pruebas de mis majaderías y alguien las encuentre y diga "¡ha, ha, tienes sentimientos!"


 








Por lo demás, estoy en modo veraniego absoluto. De mi idea de verano, claro, que me temo que se asemeja más a la de una adolescente en sus vacaciones del instituto que a la de una moza hecha y derecha como yo, probablemente influenciada por leer artículo tras artículo de Rookie. Maldigo todo lo maldecible por no haber tenido acceso a algo así cuando tenía quince años y muy poca idea de nada.

Así poseída por este espíritu estival y juvenil, me he hecho un collar de sirena. Hace años me regalaron un enorme maletín de abalorios para niños, y un día en que estaba un poco hasta las narices por una cosa que no me salía, hice un parón en la costura y por fin le saqué verdadero partido a mi arsenal plástico.






Y dicho esto, me voy a ocuparme de asuntos tan serios como decidir si le pongo rabo o no a un gato, ¡feliz tarde de martes!