lunes, 18 de mayo de 2015

El Gran Tiburón Blanco

Reconozco que soy de las que dan los regalos con retraso. Puede ser por un montón de motivos: porque vivo como una ermitaña y no he visto a la persona en cuestión en meses, porque la oferta en el pueblo es limitada tirando a nula e intento reunir recados para hacerlos todos de una vez en la ciudad, porque mi cerebro decide perderse en todo tipo de majaderías y no da con el regalo idóneo hasta el ultimísimo momento. Es más: prefiero dar un regalo a destiempo que salir corriendo a buscar cualquier cosa para salir del paso.

Claro que tiene sus ventajas para el obsequiado, como recibir un inesperado paquete por tu cumpleaños, que fue antes de Navidad, cuando estás a punto de irte a la piscina en un caluroso día de Junio (verídico) o, como hizo Jesús cuando le recordé que aun le debía su regalo, preguntar si estaba a tiempo de pedirme algo que se le había ocurrido.

Y así fue como nació el Gran Tiburón Blanco.

 


Es un tiburón sencillo porque estos tiburones suelen pasearse así por los mares, sobriamente vestidos de gris y blanco. Pero para mí es especial porque es la primera figura que coso en tres dimensiones, y siempre resulta emocionante aprender a hacer algo nuevo. 






Espero que se lo pase muy bien colgando del retrovisor del coche de Jesús y que le muerda el flequillo si se salta los límites de velocidad.


¡Feliz comienzo de semana!


martes, 5 de mayo de 2015

Gatito y Sansevieria

Tengo una nueva compañera en el taller, una sansevieria, que es una plantita tan resistente que creo que no corre ningún peligro conmigo. El crimen que cometí con la lavanda hace años aun pesa sobre mi conciencia.




En casa de mi abuela había muchas plantas: helechos, cintas, esparragueras. Era casa y pensión, y era tan increíble que merecería otra entrada aparte, pero si echo un vistazo general a los recuerdos que tengo de ella me vienen a la mente baldosas sueltas bajo las que escondíamos tesoros, el baúl de los disfraces, escuchar las campanas desde la azotea, la cestita para transportar cosas por el hueco de la escalera y muchas, muchas plantas.




Así que, llevada por un arrebato hogareño, he salido al patio y he secuestrado a una de las sansevierias. Hacía tiempo que rondaba la casa como una hiena buscando dónde poner algunas macetas, o una bonita planta colgante como ésta, pero ya os he contado que La Casita Marrón es bastante oscura y no le iba a hacer yo la pascuala a ningún ser vivo porque se me hubiera puesto en el moño ser una señora con plantas, por muy poca luz y cuidados que necesitara la criatura. Hasta que caí en la cuenta de que, si hay un rincón donde el Sol se digne a entrar e incluso quedarse por unas horas, ése es el taller.




Y aquí está, a mi lado mientras escribo; muchas veces le sonrío a modo de saludo, y sé que, a su manera, lo percibe. Y es tan maja y tan sencilla ella que me dio por dibujarla.




 Y después de dibujarla, el paso natural para mí era bordarla, y ponerla en una bonita maceta que ahora sostiene este Miniamigo Gatito.




Está bordado con mucho cuidado en lino gris, una de mis nuevas telas preferidas y que, a pesar de su sencillez, me costó tanto encontrarla como el lugar idóneo para mi plantita. 





Si queréis conocerlos mejor, podéis hacerlo como siempre aquí.


¡Buenas noches y rodeaos de verde cuanto podáis!


sábado, 2 de mayo de 2015

Comida de hadas

En casa nos hemos aficionado al helado de frutas asquerosamente saludable y terriblemente delicioso. Básicamente consiste en pasar por la batidora la fruta previamente troceada y congelada y añadir lo que se te antoje: miel, sirope de ágave, cacao en polvo, canela, gotas de chocolate. O dejarlo tal cual. Fin. Eso es todo.

Hasta ahora habíamos probado a hacerlo de plátano (con cacao la primera vez y con miel y canela la segunda) y estaba increíble, y hoy lo hemos hecho con fresas y azúcar moreno; queda menos cremoso, más como un sorbete, pero está igualmente rico.

 


Y como justo esta mañana he ido a dar un paseo por el campo y he recogido unas flores de borraja para probarlas, no me he podido resistir y he rizado el rizo. 





 Helado de fresas en taza antiquísima con cucharilla dorada y flores. Comida de hadas.





¿Sabéis lo que es ponerse hasta arriba de helado y hacer la croqueta en el sofá pensando que básicamente lo que te has metido en el cuerpo es un tazón de fruta? Pues si no lo habéis probado aun, corred. Repito, ¡CORRED! ¡Yo ya tengo una lista de todos los que quiero probar!


¡Feliz comienzo de Mayo!